El órgano que centraliza la actividad del sistema nervioso, el hogar de las emociones, los pensamientos y los recuerdos sigue siendo un gran misterio para la ciencia. Sin embargo, lo que las investigaciones sí que han podido demostrar es que el cerebro nunca deja de cambiar a través del aprendizaje, y esto es lo que se denomina plasticidad cerebral. ¿Ahora entiendes el titular de este artículo?
El cerebro humano tiene la asombrosa capacidad de reorganizarse y adaptarse al medio formando nuevas conexiones entre las células cerebrales (neuronas), potenciando aquellas que son relevantes y necesarias, y eliminando las que ya no le son de utilidad. Sin esta capacidad, cualquier cerebro, no solo el cerebro humano, sería incapaz de desarrollarse desde la infancia hasta la edad adulta. También es la plasticidad cerebral la que nos permite, por ejemplo, aprender un nuevo idioma, tocar un instrumento o recuperarnos de una lesión cerebral. Si un área está dañada, el cerebro buscará la forma de reorganizarse y compensar esa alteración.
Pero, ¿se mantiene esta habilidad del cerebro también en la vejez? La respuesta es sí. Por este motivo, somos capaces de adquirir nuevos conocimientos y destrezas en cualquier momento de nuestra vida. Sin embargo, al igual que en el resto del cuerpo, el paso de los años supone ciertos cambios en nuestro cerebro, por lo que generalmente necesita realizar un mayor “esfuerzo” para lograrlo que cuando somos niños o jóvenes, y un mayor uso de recursos. La buena noticia es que el resultado puede ser el mismo que en un cerebro de menor edad. Es decir, aunque el proceso puede costar un poco más a medida que envejecemos, puede ser igual de exitoso que en un cerebro que sea más joven.
La mejor forma de potenciar esta capacidad y cuidar nuestro cerebro es llevar un estilo de vida sano, con una alimentación saludable, hacer ejercicio físico moderado y estimular las funciones cognitivas. ¡Contáctanos hoy mismo para obtener una valoración inicial gratuita que ayudara a comenzar tu entrenamiento cognitivo!