¿Cómo se explica el deterioro cognitivo en las personas de cincuenta años?

Cómo se explica el deterioro cognitivo

Esta es la pregunta principal que plantea un artículo con el mismo título publicado por NeuronUp, una de las mayores plataformas internacionales de profesionales especializados en la estimulación cognitiva. De esta forma, se nos invita a profundizar en una cuestión que probablemente empiece a rondar nuestra mente en los años próximos a la jubilación: ¿cuándo comienza el envejecimiento? Y, sobre todo, ¿qué podemos hacer para combatirlo?

Desde MemoriFIT, consideramos imprescindible abordar estos interrogantes, ofreciendo respuestas contrastadas y fundamentadas, que nos permitan construir hábitos saludables desde la mediana edad, desarrollar estrategias de autocuidado eficientes y, en última instancia, fomentar nuestro bienestar integral.

Para el desarrollo del presente artículo, hemos tomado como referencia la información ofrecida por NeuronUp, enriqueciéndola con aportes de otras investigaciones significativas desarrolladas por organismos e instituciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos (NIH) y la revista científica Neuroscience, especializada en el neurodesarrollo y la salud cerebral.


Los primeros signos del declive cognitivo

A partir de los cincuenta años, es común que las personas comiencen a notar algunos cambios en sus capacidades cognitivas: olvidos casuales, mayor dificultad para concentrarse, o incluso, la sensación de que el cerebro procesa la información de forma más lenta o menos organizada. Esta ralentización puede traducirse en problemas para memorizar nuevos datos, mantener la atención durante periodos prolongados o reaccionar con rapidez ante estímulos cotidianos.

Ante estos indicios, cabe preguntarse: ¿por qué se produce este deterioro?

Según NeuronUp, el declive cognitivo que comienza a esta edad consiste en una disminución progresiva de funciones como la memoria, la atención y las funciones ejecutivas. Desde el punto de vista neurobiológico, diversos estudios han evidenciado que el cerebro pierde aproximadamente un 2 % de su peso por década a partir de los 40 años. Algunas estructuras, como el hipocampo, clave para la memoria y el aprendizaje, son particularmente vulnerables al paso del tiempo, lo que ayuda a explicar por qué muchas personas comienzan a experimentar pequeños olvidos o desorientaciones a partir de la mediana edad.

Sin embargo, aunque este fenómeno suele asociarse con el envejecimiento natural, en realidad, no debe darse por hecho. Las fuentes consultadas nos demuestran que puede prevenirse si se toman las acciones adecuadas para proteger y preservar la salud cerebral.


La importancia de la reserva cognitiva

El concepto de reserva cognitiva nos ofrece una clave fundamental para entender por qué el envejecimiento cerebral se manifiesta de maneras y ritmos diferentes en cada persona.

Tal como expone el artículo Cognitive reserve and neuropsychological performance in healthy aging (Gómez, Del Río-Portilla y Fernández, 2019), publicado por la revista Neuroscience, la reserva cognitiva puede definirse como el conjunto de recursos cognitivos que una persona logra adquirir en el transcurso de su vida. Así, esta incide en el modo en que el cerebro procesa la información y se reorganiza frente a posibles daños o procesos de deterioro, permitiendo que algunas personas afronten mejor el envejecimiento cerebral que otras.

En concreto, se ha observado que las personas que han mantenido su cerebro activo a lo largo de su vida (a través de un desempeño laboral o académico exigente o la práctica de actividades de ocio estimulantes como la lectura o la escritura creativa) presentan un menor riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas. Estos hallazgos refuerzan la idea de que las experiencias intelectuales y sociales a lo largo de la vida pueden actuar como una especie de “colchón protector” ante los efectos del envejecimiento.


¿Qué entendemos por envejecimiento saludable?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el envejecimiento saludable como el proceso de desarrollo de estrategias y hábitos de salud orientados a fomentar y mantener la capacidad funcional que impulsa el bienestar en la vejez. Dicha capacidad funcional abarca todos aquellos atributos —físicos, cognitivos, emocionales y sociales— que nos permiten seguir haciendo aquello que nos parece importante a pesar del paso del tiempo.

En este sentido, los hábitos de vida desempeñan un papel decisivo. Tal como recuerda NeuronUp, aspectos como la alimentación, la actividad física, el sueño y la gestión emocional pueden influir significativamente en el ritmo al que se produce el deterioro cognitivo. Vamos a profundizar en cada uno de estos factores:

  • Sueño: Dormir bien no es un lujo, sino una necesidad para la salud cerebral. Un sueño profundo y reparador ayuda a preservar la memoria y potencia el funcionamiento cognitivo general. En cambio, el insomnio crónico o el sueño fragmentado se asocian con un mayor riesgo de alteraciones cognitivas y accidentes cerebrovasculares según el National Institutes of Health.
  • Alimentación: Las dietas desequilibradas, ricas en grasas saturadas, azúcares añadidos o productos ultraprocesados pueden perjudicar el cerebro. Seguir una dieta balanceada —como la dieta mediterránea— contribuye a mantener la salud cerebral, gracias a sus efectos antioxidantes, antiinflamatorios y vasoprotectores.
  • Actividad física: El sedentarismo impacta negativamente sobre el flujo sanguíneo cerebral. Practicar ejercicio regularmente (al menos 150 minutos semanales, según la OMS) estimula la neurogénesis, mejora el estado de ánimo y reduce el estrés.
  • Gestión emocional: El estrés crónico y la ansiedad sostenida provocan un exceso de cortisol que puede dañar las neuronas. Técnicas como la meditación, la atención plena (mindfulness) o la respiración consciente se han mostrado eficaces para favorecer la salud mental.

Estimulación cognitiva: una herramienta preventiva

Por último, es imprescindible destacar cómo todas las fuentes consultadas señalan la importancia de la estimulación cognitiva como una de las estrategias más valiosas para mantener la mente activa a través de ejercicios diseñados específicamente para fortalecer funciones cognitivas esenciales como la memoria, la atención, el lenguaje o el razonamiento lógico.

Las sesiones de estimulación cognitiva permiten preservar y potenciar la reserva cognitiva, desarrollar herramientas de compensación frente al posible deterioro y mantener nuestra mente ágil en las actividades cotidianas.


Conclusión

El envejecimiento cognitivo es un fenómeno natural que, en mayor o menor medida, comienza a afectarnos a partir de la mediana edad. Sin embargo, adoptar hábitos de vida saludables, ejercitar regularmente la mente y cuidar del bienestar emocional puede ayudarnos a ralentizarlo y minimizar su impacto en nuestra vida diaria.

Por este motivo, es fundamental tomar conciencia de la importancia de proteger nuestra salud cerebral, adquiriendo hábitos de cuidado preventivos que nos ayuden a preservar nuestras capacidades cognitivas. La Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030), impulsada por la OMS, nos recuerda la importancia de sentirnos protagonistas de este cambio, reivindicando la necesidad de generar un nuevo paradigma sociosanitario en el que instituciones, profesionales y ciudadanía caminemos juntos para construir una vejez más digna, activa y plena.

¿Y tú? ¿Te apuntas al cambio con MemoriFIT?

Bibliografía

  • Gómez, M., Del Río-Portilla, Y., y Fernández, T. (2019). Cognitive reserve and neuropsychological performance in healthy aging. Revista Neuroscience, 246. Cognitive Aging I. Society of Neuroscience.
  • National Institutes of Health (NIH). (s.f.). Health Information.
  • NeuronUp. (2024). ¿Cómo se explica el deterioro cognitivo de las personas de cincuenta años?
  • Organización Mundial de la Salud. (s.f.). ¿Qué es la década del envejecimiento saludable?
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